Formación docente, ahí vamos… de a poquitos (Parte I)

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Por: Hernando Bayona Rodríguez.

Es creciente la evidencia científica que indica que el factor más importante en la escuela, para el desarrollo de los estudiantes, es el docente. Aunque este resultado parece obvio, especialmente para los que trabajamos en educación y hemos sido maestros de aula, solo hasta que se comenzó a cuantificarse el aporte de los docentes al desarrollo económico, a finales del siglo XX, la figura del docente ganó protagonismo en los discursos de la política pública.

En Colombia la carrera docente se ha venido fortaleciendo, y aunque falta mucho por mejorar, estamos lejos de la precaria situación económica y de formación que tenían los docentes del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Aunque de manera imperfecta, los estatutos docentes de 1979 y 2002 han contribuido a mejorar las condiciones de la profesión docente y a estimular una mayor formación.

Actualmente, de los 326 mil docentes oficiales, 132 mil tienen especialización, 38 mil tienen maestría y más de 900 título de doctorado. Sin duda, contamos con el magisterio con mayor formación académica de la historia. Sin embargo, aún no logramos como país hacer un salto sustancial en términos de equidad. La educación no logra, con el ímpetu que se requiere, ser ese mecanismo que genera las habilidades necesarias en los estudiantes para nivelar la cancha de las oportunidades. En pleno siglo XXI las condiciones donde se nace determina de manera importante el futuro de las personas y la educación poco hace. Situación evidenciada y exacerbada por la actual pandemia, donde los estudiantes más vulnerables tienen las menores posibilidades de acceso a la educación.

A diferencia de otros países que tienen sistemas educativos más equitativos, Colombia tiene una profunda desigualdad en el tipo de educación que ofrece, esto pensando sólo en la educación pública. Mientras que algunas instituciones de Bogotá tienen la fortuna de contar con varios docentes con doctorado, aún existen regiones donde sus escuelas no cuentan con maestros que tengan título de pregrado, incluso sin título de normalista superior. De acuerdo con el Índice del Derecho a la Educación (IDE), desarrollado por la Universidad de los Andes desde 2013 en el marco de la Alianza Educación Compromiso de Todos, existen brechas importantes en la formación de docente del sector rural comparados con los del sector urbano, lo que reduce la materialización plena del derecho a la educación en las zonas más vulnerables.

A esto se suma las brechas en la formación tecnología de los docentes. Las cifras de la encuesta del Observatorio de la Gestión Educativa, de la Fundación Empresarios por la Educación, indica que en 2020 tan sólo el 59% de las Secretarias de Educación realizaron planes de formación en TICs para docentes, lo que contrasta con la actual necesidad de docentes con habilidades tecnológicas para el manejo de aulas virtuales y con los resultados de las encuentras TALIS 2018, que indica que la formación en TICs de los docentes en Colombia es muy baja.

Parece que el avance monumental de la formación posgradual de los docentes no es suficiente. En la próxima entrega seguiré ahondando en esta situación.

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